viernes, 8 de mayo de 2020

EDUCACIÓN EN VALORES: LA OBEDIENCIA


Ahora que por fin podemos salir de casa todos los días un ratito, es muy importante que seamos obedientes y hagamos caso a todo lo que nos dicen mamá y papá.

Léele el siguiente cuento a tu hijo

La cotorrita desobediente
"El sol aparecía en el cielo calentándolo todo, daba los buenos días a los animales y a las plantas que vivían contentos y felices allá lejos, donde están la laguna y el pantano.
-“Buenos días, querido sol!”-, contestaban a coro todos los animales al ver el sol cruzar el firmamento: la tortolita con un viraje de sus ojos, la mariposa abriendo y cerrando sus alas, el pato entrando una y otra vez en el agua, el conejito escondiéndose temeroso tras los árboles. Todos ellos iban y venían en su diario quehacer, menos la cotorrita Tita, que no le hacía caso a nadie, ni a su mamá cotorra, ella quería solo hacer lo que le daba la gana.

Un día en que el cielo estaba encapotado con grandes nubarrones, y a punto de caer una torrencial lluvia, Tita muy adornada con sus plumas rojas y verdes, un gran collar en su cuello y en una de sus alas un brillante bolso, se disponía a salir. Al verla así su mamá le preguntó:
-“¿A dónde vas Tita? No puedes salir sin pedirme permiso, yo siempre tengo que saber dónde estas, porque eres pequeña aún y corres peligro en el monte. Además, mira al cielo, va a llover y si te mojas te vas a resfriar”.

-“Yo no me voy a enfermar, mamá porque yo soy una cotorrita muy fuerte y saludable. Además son ideas tuyas, no va a caer una sola gota de lluvia, verás como el viento se la lleva.”

Al cabo de un rato, Tita, en el menor descuido de su madre, salió de casa sin hacerle caso. Cada vez que Tita salía a pasear tan bonita, todos los animales decían “¡Qué cotorrita más linda y graciosa!” y Tita siempre respondía entornando sus ojos y moviendo su cola verde oscura y verde clara con gracia. Y tanto le gustaban esos halagos que no dejaba de hacer estos paseos todos los días, quisiera o no su mamá.

Aquel día se le acercó la
mariposa. Batiendo sus alas, le dijo:
-“El día está nublado y lloverá seguramente, yo te aconsejo que no salgas.”

Tita le contestó:
- “eso mismo dice mi mamá, pero yo no lo creo”- y echó a andar.

No había caminado mucho y al pasar por la laguna el
pato   sacó la cabeza y le dijo:
 -“Cuac, cuac, Señorita cotorra. Si llueve y crece la laguna no podrás cruzar cuando regreses de tu paseo.”

-”Pero qué pato más atrevido”- contestó enfadada Tita, -“Mira que decirme a mi que no podré cruzar. ¿Quién le habrá dado autorización para decirme esto?

El pato contestó:
-“Pues vete. Allá tú si no quieres hacerme caso.”-

Pero Tita, sin contestar nada, giró su cabeza y siguió caminando.

Luego, detrás de un árbol salió el
conejito que, asustado, le dijo:
- “¿Cómo te atreves a salir con un día así? ¿No ves que va a caer una gran tormenta y no vas a poder regresar a tu casa?”
Tita contestó:
- “¡No quiero mas recomendaciones! ¡Yo hago lo que quiero y no tengo que hacerle caso a nadie, ni a mi madre!”

Y efectivamente, Tita se fue meneando más la cola. Pero, tal y como le habían anunciado los compañeros y su mamá, empezó la tormenta, y la lluvia caía tanto que Tita se asustó, y con voz lastimera decía:
 -“¡Ay de mí! ¡Ay de mi collar y de mi brillante bolso!” ¡Ay de mis plumas!”

Y la desobediente cotorrita, mientras más llovía más asustada se ponía, y con todas sus plumas mojadas estaba hecha una calamidad.

Mientras tanto, su madre desesperada, buscaba a Tita. Los animales le informaron que ella había salido y esto aumentó más su preocupación. La laguna crecía y las aguas desbordadas obligaron a los animales a subir a lugares altos. La corriente era cada vez mayor, todo se había inundado, Tita divisó un madero que flotaba en el agua y se subió a él para no ahogarse y así estuvo varios días hasta que se calmó la tormenta, pero ya la corriente la había arrastrado muy lejos de su casa. Cuando escampó se encontraba sola en un paraje desconocido, pero sus compañeros pensando en los apuros y el peligro que corría Tita, se organizaron y la buscaron por todos lados. Finalmente la encontraron, toda mojada, sin collar, ni bolso y temblando de frío.

Ya en su casa, Tita juró a su madre y a todos sus amigos que nunca más sería desobediente".

Pregunta a tu hijo
- ¿Crees que Tita es obediente?
- ¿Cómo actúa una persona obediente?
- ¿Eres obediente? ¿Por qué?
Critica la actitud de Tita, enfatizando en las consecuencias de su desobediencia, y el alto precio que pagó por no hacer caso a su madre y a sus compañeros. Aclara que a Tita le podía haber sucedido algo peor por desobedecer y hacer algo muy peligroso para ella.

Colorea con él
Terminaremos la actividad coloreando la lámina de la cotorrita Tita con su mamá.
https://drive.google.com/file/d/11AsAnVPFAL1KfGbtO3ChNlnbI6zSbrZ5/view?usp=sharing


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